¿Cómo llegas a trabajar en la OEA?
Todo está concadenado. En segundo año de universidad, mi hermana comenzó su práctica profesional, lo que nos obligó como familia a no vacacionar porque no la íbamos a dejar sola en Santiago. Yo, que había entrado a estudiar periodismo y no conocía a nadie, pensé: voy a buscar trabajo. Tomé la guía de teléfonos de la época y busqué varios lugares que visité uno a uno en el centro de Santiago: radio chilena y llegué a la Agencia Orbe que eran los mismos dueños de radio Colo Colo y me recibieron muy bien.
Recuerdo que me abrió la puerta la secretaria y yo me presenté: soy Mónica Reyes, estudiante de periodismo, ando buscando trabajo, sirvo café, limpio la sala de recepción de boletines, me llevó a la oficina del director, Sebastiano Bertolone y le caí en gracia. Comencé al otro día, de lunes a viernes en la radio y sábados y domingos en la agencia, 24/7.
¿Cómo fue la experiencia?
Imagínate, cabra chica, en segundo año de periodismo y yo era la encargada de revisar las noticias del día y dejárselas al editor. Algunos días me tocaba cubrir notas y hasta redactar.
Al tiempo me dejaron en el programa “Parando la Olla” y tuve que despachar en vivo. Había tenido informativo en la universidad, pero no radio. Recuerdo que cuando asumió Eduardo Frei como presidente, en vez de decir los guardias de La Moneda, dije: los guardianes, lo que desataba risas en el equipo. Pero uno así aprende y yo aprendí muchísimo, me encantó trabajar en radio.
Me encontré un día en la calle Sazie con Pedro Costa, mi profesor de fotografía, y me pregunta, ¿qué andas haciendo acá? Y le conté que estaba trabajando y me responde: es bueno saberlo. Al tiempo después me dice: te tengo un trabajo en cancillería, necesitan alumnos de periodismo que estén a las 06:00 de la mañana sacando fotocopia en los diarios y preparando un informe para el Canciller.
Sin saberlo, este fue el comienzo de mi vida profesional en el sector público. Yo me decía, si no lo tomo, no hay forma de encontrar trabajo después. Eran tiempos en los que el contacto te aseguraba un cupo en el trabajo y yo no lo tenía.
Comenzaba a las 06.00 todos los días, a las 08.30 estaba en la universidad, desde segundo año hasta que finalicé periodismo.
¿Qué vino después?
Con el transcurso de los años postulé para hacer pasantía en la universidad y por esas casualidades, me tocó con un diplomático que era periodista y trabajaba también en la cancillería. Un día me pregunta, ¿te tinca trabajar en cancillería? Y yo le respondo, yo trabajo en la cancillería, soy la responsable del informe de prensa para el canciller. Y me cuenta, es que la asistente de prensa se casa y se va ¿te tinca tomar el puesto? Recién ahí, después de tres años trabajando ya en cancillería, entré al equipo de prensa cuyo canciller en ese momento, era José Miguel Insulza y comienzo a trabajar oficialmente.
Pasó que mi trabajo siempre les dio confianza y me adoptaron de cierta manera, pero al poco tiempo José Miguel Insulza asumió el Ministerio del Interior, y yo me quedo trabajando con el Canciller Juan Gabriel Valdés y después con Soledad Alvear, que fue la primera Canciller mujer que tuvo Chile.
Un día recibo una llamada del Ministerio del Interior, necesitaban una periodista y me piden que postule y quedo, vuelvo a trabajar nuevamente para el equipo de José Miguel Insulza, pero al poco tiempo, lo nombran secretario general de la OEA y nuevamente me adopta otro equipo, el del ministro Osvaldo Puccio.
Antes de que finalizara el Gobierno del expresidente Ricardo Lagos, Osvaldo me comenta que me quiere recomendar con quien ya había sido la directora nacional del Servicio de la Mujer, Yasna Provoste, quien me entrevista y me dice: me gustaste, te quedas conmigo.
A los cuatro meses como directora de comunicaciones en la Fundación Integra, promueven a Yasna como ministra de Educación, me comenta y me pide que vaya con ella.
Yo era como la oveja negra de mi familia, todos matemáticos, conservadores, yo la única de letras y que terminó trabajando para un Gobierno socialista, pero para mí el mejor presidente ha sido Ricardo Lagos, fue un orgullo trabajar para su gobierno.
En noviembre de 2006 me llama quien fue mi jefa en dos oportunidades en Chile (cancillería y ministerio del Interior), Patricia Esquenazi, para que fuera como oficial de prensa de la Misión de Observación Electoral de la OEA en Venezuela. Estuve un mes. Al tiempo después, en marzo de 2007 Patricia me vuelve a llamar para que fuera a trabajar por tres meses a la OEA, en Washington DC, a hacer algo super específico. Los tres meses se duplicaron a seis y así sucesivamente, actualmente llevo 17 años trabajando en el departamento de prensa de la OEA.
Me siento una privilegiada, y a su vez, cuando miro hacia atrás digo: todo estaba concadenado, si no me hubiese topado ese día con el profesor Pedro Costa, nada de esto habría sucedido.
¿Y cómo fue el proceso de integración en la OEA?
Bueno, la conexión de casualidades va de la mano con el buen trabajo, porque también tienes que demostrar lo que haces y cómo lo haces. Yo hablaba inglés y lo entendía, pero cuando llegué me di cuenta de que tenía que estudiarlo más. Entonces, trabajaba en el día y en la tarde me iba a estudiar inglés full.
Hoy, todo lo que escribo en mi trabajo debe ser en inglés y en español, pero claramente, lo que escribo en inglés me lo revisa un americano nativo.
Las mismas que hacía en Chile, salvo cuando fui directora en la Fundación Integra, yo siempre fui el nexo entre los periodistas y el ministerio y acá es igual. Soy quien informa a los periodistas de alguna noticia de la organización y si tienen preguntas me las hacen a mí y yo escalo con mi director.
¿Y cómo fue este cambio de vida, te costó tomar la decisión?
Me costó, conversé con mi familia, soy muy apegada a mis papás y a mi hermana. Todos me recomendaron que lo tomara, que era una muy buena oportunidad, pero los meses se transformaron en años. Si me preguntas, ¿si he sacrificado? Sí, lo he hecho, el sacrificio me llevó a donde estoy. El levantarme temprano y trabajar desde segundo año de universidad también significó sacrificar a mis papás, porque mi mamá se levantaba conmigo y mi papá me llevaba en auto, pero ¿tuvo su fruto el sacrificio? Lo tuvo.
También está la responsabilidad de demostrar el trabajo, porque una cosa es que te den la oportunidad, y otra, es aprovechar la oportunidad, son cosas totalmente distintas.
Tengo un prestigio que me lo he ganado solita y me siento una privilegiada
Imagino que trabajando tanto tiempo en el Gobierno tuvo momentos tensos ¿Cómo fue enfrentar la acusación de Yasna Provoste?
Cuando trabajas en el Gobierno como periodista y tienes amigos periodistas, tienes que entender que tu trabajo es con y para el Gobierno, tu escuchas y ves cosas, pero la discreción debe ser tu virtud.
Gracias a Dios, a mí nunca me pudieron decir: fuiste tú, porque nunca filtré nada y nunca he filtrado nada, incluso en los momentos más álgidos como el de la exministra Provoste, donde los medios me apretaron mucho. Siempre mi respuesta fue: nunca supe nada hasta el día de hoy.
Lo que pasa es que más que llegar a Estados Unidos, es llegar a una organización con tantas culturas dentro, porque tienes caribeños, sudamericanos, centroamericanos y norteamericanos, entonces, son costumbres distintas.
La manera de pedir del chileno es súper directa y acá es todo lo contrario. Te encuentras con gente que te pide todo amablemente. En Chile, en prensa o en el ministerio, tú estás trabajando para ayer, no estás trabajando para hoy o mañana. Todo es para ayer. Entonces, ser más diplomática y acostumbrarse a las culturas y costumbres de otros es el desafío.
Me costó, metí las patas, obviamente en formas no en fondos, y después igual te van conociendo y entendiendo que no era tu intención ser tan directa.
Con tu experiencia ¿cómo ves tú hoy la carrera de periodismo?
Yo creo que más que cambios es como lo que está pasando a nivel mundial. Yo veo las noticias y no creo que haya cambiado mucho, quizás están un poco más sueltos de lenguaje, ya no se trata de usted, por ejemplo, pero son mucho menos arriesgados que acá.
En Estados Unidos no se valida tanto la información, muchas veces se lanza solamente. Eso me gusta de Chile, el respeto con sus autoridades, como manejan la noticia, lo que pasó con Piñera, por ejemplo, solo se informó cuando se tuvo la confirmación mientras en otros países ya lo daban por seguro
Yo creo que en general los profesionales deben ser muy perseverantes y responsables. Yo me di cuenta de que nada es imposible, te lo dice alguien que lo único que buscó siempre fue demostrar que no se había equivocado de carrera.
¿Cómo recuerdas tu paso por la universidad?
Yo soy de la época en que la universidad privada era mal mirada, si tú estabas en la universidad privada era porque no te daba para entrar a una universidad tradicional. Ahora, miro la calidad de compañeros que tuve y me enorgullece.
Lo mismo me pasa con mis profesores, la Universidad tenía un cuerpo académico excelente, Augusto Góngora, Patricia Verdugo, Constanza (Tati) Penna, Nibaldo Mosciatti, Mónica González, Juan Carlos Cáceres, Pedro Costa, Francisco Vidal, Pedro Lira, un lujo de profesores.
¿Qué herramienta entregada por la Universidad crees tú que te ha servido en lo que hoy realizas?
La malla curricular en general, porque cubría todo lo que uno hacía después trabajando. Hasta el día de hoy, incluso acá en Estados Unidos y con tantos colegas de otras universidades, no hay nada que no haya visto en la universidad. Redes sociales, pero son actualizaciones propias de la formación de cualquier carrera.
Mónica, ¿de qué manera contribuyes a la sociedad o crees que estás contribuyendo?
Trabajo en un organismo internacional entonces tenemos que ser absolutamente neutrales, tenemos que informar y no tener opinión o tendencia política, creo que ese es el mayor desafío en mi día a día y la forma más específica de contribuir, limitándome solo informar lo que está pasando.