Maximiliano es Ingeniero en Biotecnología de la Universidad Andrés Bello y socio fundador de www.cosmeticoskenos.cl, un exitoso e innovador emprendimiento enfocado en el cuidado de la piel.
Desde segundo medio tenía más o menos claro lo que quería estudiar, me gustaban las ciencias biológicas, la investigación y cuando conocí la carrera, en una de las charlas que te invitan en la enseñanza media, me encantó.
Yo soy de Punta Arenas, mi hermana ya estaba estudiando en Viña del Mar y Santiago no me gustaba mucho, era un cambio muy fuerte. En Viña era la única universidad que tenía la carrera, pero más allá de eso, dentro de los folletos y revistas que estuve revisando, me gustó mucho el énfasis que se le daba a la investigación científica. Por mucho tiempo fue la única universidad privada acreditada en investigación -y además-, contaba con destacados científicos nacionales que formaban parte de la carrera. Entonces el poder tener contacto con algunas eminencias, como fue el caso del doctor Francisco Valenzuela, me motivó mucho a entrar y conocer a quienes estaban detrás.
Una peculiaridad al respecto es que en Viña sólo estaba la posibilidad de ciertos electivos y en Santiago había mucho más para elegir, dentro de los cuales estaba emprendimiento, que terminé tomando y posteriormente pasó a ser importante en mi desarrollo profesional.
Mi experiencia en la universidad fue espectacular en verdad, era muy distinto a lo que me esperaba, sinceramente tenía un prejuicio con las universidades privadas, yo pensé que se me iba a hacer muy fácil y no, fue súper difícil, la carrera era súper exigente, pero eso me gustó.
Al ser Valparaíso una región universitaria, estudiar en Viña fue una experiencia súper enriquecedora, se daba la particularidad de que éramos muy pocos estudiantes, nos conocíamos todos en general y nos llevamos súper bien, por lo que hice amigos para toda la vida. De hecho, con uno de ellos actualmente soy socio, sigo ligado con él y esperamos que por muchos años más.
Conocí personas espectaculares y, en verdad, esa red de contactos que tiene la Universidad ha estado siempre disponible para nosotros en distintos aspectos y es súper valorable. El que va y se queda solo con lo que aprendió en la sala no se desarrolla de la misma forma, no es la idea ni para crecer personalmente ni para desarrollarse profesionalmente, hacer vínculos es una de las cosas más importantes que se aprenden en la universidad.
¿Hubo algún profesor que tú recuerdes que haya influido en tu camino o que te haya impulsado en lo que tú haces actualmente?
Sinceramente todos dan un pequeño aporte, prácticamente todos los profesores que tuve los recuerdo con mucho cariño. Siempre estuve ligado a mis jefes de carrera, era muy cercano a ellos. Recuerdo a la Dra. Lorena Marchant, que ya no está con nosotros, y más hacia el final de la carrera la Dra. María Isabel Oliver, ella nos ayudó mucho en el proceso de iniciación de nuestro emprendimiento, al igual que el Dr. Marco Álvarez, que hoy es el director de la Facultad en Viña.
En Santiago tomé el ramo de emprendimiento y tuve dos profesores súper buenos, Hans Pieringer y Matías Rothhammer, ambos alumni de ingeniería en biotecnología. El poder haber visto que eran súper jóvenes, que habían desarrollado sus emprendimientos y les había ido bien nos motivó mucho.
¿Qué herramienta que te entregó la universidad ocupas hasta el día de hoy en tu desarrollo profesional?
Principalmente, la posibilidad de tener instancias para vincularse con gente y académicos de distintas carreras. Siento que en Viña había mucha unidad, mucho afecto por la institución y éramos como una familia. Esto me sirvió para el desarrollo del emprendimiento, en donde es importante desarrollarse con gente que tiene formaciones completamente distintas a ti.
¿Cómo nace la idea de desarrollar un emprendimiento? ¿Cómo fue el proceso?
Con mi compañero y actual socio, Marcelo Montoya, queríamos generar valor. Habíamos visto en un ramo un proyecto para extraer queratina desde el pelo humano y venderlo en la industria cosmética, así que comenzamos a investigar. Al poco tiempo nos dimos cuenta de que la queratina de pelo no tenía muchas propiedades para la piel y que era un insumo súper difícil de usar y de conseguir, pero en esta investigación de dos meses, también encontramos información científica que mostraba que la lana de oveja tenía queratina muy similar a la humana, y que sí tenía propiedades dermatológicas muy buenas para mejorar la hidratación y reparación de la piel.
Yo soy de Punta Arenas, que tiene la ventaja de ser una región súper ganadera, sabíamos que podíamos contar con lana de allá, así que comenzamos a armar el emprendimiento.
Parte importante fue la extracción de la queratina, necesitábamos de un laboratorio para validar nuestros productos, y aquí entra la vinculación de todos los años con los jefes y directores de la carrera, quienes tuvieron la confianza para hacer algo que nunca se había hecho, nos ofrecieron un espacio en el laboratorio para desarrollar nuestro experimento. Fue espectacular, estuvimos ahí dos años y pudimos validar nuestro proceso.
Hoy, tenemos la empresa establecida con tres productos en el mercado y esperamos sacar pronto más productos. Extraemos nuestra propia queratina a nivel industrial, lo escalamos un poco, pero todo con un proceso que partió en la universidad.
¿Cuál es el significado de Kénos?
Kénos es el dios creador de la cultura Selknam, que son los pueblos originarios que habitaban la Patagonia, principalmente la región de Tierra del Fuego, así que su origen es para honrar a nuestros pueblos originarios de la zona de donde sacamos los recursos.
¿Cuáles son los desafíos que a los que se han enfrentado?
Somos una empresa muy pequeña y buscamos ofrecer productos lo más parecido a las grandes marcas, sin embargo, al trabajar a tan pequeña escala todo es más costoso, producimos a un menor volumen y el poder que tenemos de negociación con los proveedores es mucho menor.
No obstante, para nosotros es muy importante el medio ambiente y su sustentabilidad, que son temas que no se daban cuando se crearon muchas de las marcas multinacionales, entonces creemos que ese es un plus para nuestro negocio. Kénos ha crecido con estas demandas y nosotros estamos trabajando para que toda la gama de nuestros productos sea amigable con el medio ambiente.
Actualmente tenemos dos productos para el rostro y uno para las manos. Por ahora estamos enfocados en todo el tema de rostro, nuestra idea es desarrollar una rutina de skincare completa para el rostro, principalmente en base a los productos que nos piden nuestros usuarios, con respaldo científico, productos de calidad y mediante un desarrollo sustentable.
¿Cómo te proyectas de aquí a cinco años más con Kénos?
Lo que yo espero es que a Cosméticos Kénos le vaya espectacular, que podamos estar con una gran línea de productos, siendo un gran aporte, ya sea por la calidad de los productos, por los problemas que atiende o por esta política de respeto medioambiental y social.
¿Qué consejo les darías a todas las personas que quieren emprender?
Que se relacionen con la mayor cantidad de gente posible y de distintas áreas, esto te da una amplitud mental mucho mayor, que es súper importante a la hora de resolver problemas y buscar oportunidades.
Por otro lado, todos quieren emprender, pero con solo voluntades no se logra absolutamente nada, hay que hacer, es súper importante hacer prototipos y maquetas, en pequeña escala. Es súper fácil ponerse excusas de por qué no puedo hacer las cosas, pero si no estás dispuesto a hacer el trabajo en pequeña escala, es difícil que después lo logres escalar.