Pamela Leonard formó parte de la primera generación de periodismo UNAB, siempre inspirada en ser un aporte en la tarea de combatir la injusticia y la desigualdad. Meses antes de su ingreso, había dejado atrás la idea original de estudiar Trabajo Social pues pensaba que, en un país con tanta pobreza como la existente en 1990, su desarrollo profesional estaría lleno de frustraciones.
De esa forma, y atraída por la transversalidad de los docentes que ofrecía la que sería su carrera definitiva en U. Andrés Bello, es que se decidió a estudiar para convertirse en periodista, y contribuir desde esa profesión y oficio, a dar forma a un mejor país, objetivo que durante su trayectoria profesional la ha llevado a trabajar en distintas empresas y organizaciones, siempre intentando mover la aguja hacia el lado de la justicia social. Hoy, Pamela se desempeña como directora de Desarrollo de Base Pública y de Junto al Barrio, fundaciones que, a través de la articulación y la colaboración de diversos actores, trabaja en mejoras reales para la sociedad.
Al recordar aquellos años de aprendizaje en las salas de República, atesora con cariño y admiración a sus grandes profesores y recuerda la influencia que tuvieron en ella profesores como Patricia Verdugo, Mónica González, Augusto Góngora, Emilio Filippi, Fernando Paulsen o Mladen Yopo.
Como estudiante imagino que debió ser un privilegio haber contado con estos profesores, ¿qué recuerdas de tu paso por la universidad?
Claro que lo fue. Imagina que Mónica González nos contaba que venía llegando de aportar antecedentes en alguna causa de Derechos Humanos, en una época en que recién comenzaban a abrirse esos casos. Es decir, en nuestra propia clase estábamos frente a la fuente misma de la noticia, y así como con ella, ocurría con el resto también, que era gente que además de eso había luchado como profesionales y hasta hacía muy poco por recobrar la democracia. Todo eso fue muy marcador.
¿Qué tan importantes fueron para tu formación? Recuerdas alguna situación en particular
Si, y de muchas maneras. Destaco el cómo nos apoyaron a ingresar al mundo laboral, lo que por cierto no era tan fácil para una primera generación de universidad privada en esa época. Así, Jaime Hales me llevó, en cuarto año, como relacionadora pública de la Sociedad de Escritores de Chile, y Augusto Góngora me dio trabajo después en Cine y Video, y en El Mirador de TVN. Se preocupaban por nosotros y, en especial por mí, que en la mitad de la carrera quedé embarazada y solo pude terminar mis estudios gracias a ese apoyo.
¿De qué manera has continuado con lo que ellos te enseñaron a lo largo de tus años como periodista?
Partiendo de la base de que mucho de lo que ellos enseñaban tenía relación con la búsqueda de un mejor país, pienso que siempre he intentado seguir con esa búsqueda, primero asesorando al mundo empresarial y tratando en esa función de acelerar las transformaciones internamente, pero desde 2018, ya más profundamente en Base Pública, fortaleciendo y difundiendo el trabajo de organizaciones sociales, como un medio de comunicación y elaborador de contenidos, y también en Junto al Barrio, que es una fundación territorial que trabaja en sectores de alta vulnerabilidad, mediante procesos de participación ciudadana y formación de liderazgos y emprendimientos.
Considerando el trabajo que realizas, ¿cómo piensas que contribuyes a una sociedad mejor?
Mi aporte es siempre buscar los cambios sociales que Chile necesita desde la cooperación, con la idea de que no podemos salvarnos solos. Es esa idea, la que siempre me empuja a seguir adelante.