Egresada de Diseño Gráfico de la Universidad Andrés Bello en 2015 y Premio Alumni 2018, ha construido una trayectoria profesional marcada por la perseverancia y la pasión por la animación clásica 2D. Su carrera dio un giro decisivo en 2016, cuando se trasladó a Vancouver, Canadá, en busca de nuevas oportunidades en la industria de la animación.
Su talento no tardó en destacar: Batarce llegó a formar parte del equipo de Atomic Cartoons, estudio con sede en Canadá que actualmente desarrolla una serie original para Netflix, con estreno previsto entre 2025 y 2026.
“Me apasiona ver que cada día hay un desafío distinto para poder hacer de las escenas una escena que al cliente y a los espectadores les encante”, comenta Batarce, quien encuentra una profunda motivación en saber que su trabajo impactará a audiencias alrededor del mundo.
Hoy, ocupa el cargo de supervisora de composición en el reconocido software Harmony (Toon Boom), con proyectos para gigantes del entretenimiento como Netflix y Disney. Su rol oficial, «2D Harmony Compositor Supervisor», la posiciona como una figura clave en la postproducción de animaciones internacionales.
Batarce recuerda con gratitud sus años en la Universidad Andrés Bello, donde se formó en el Campus Creativo. Destaca tanto la malla curricular de la carrera de Diseño como el nivel de sus profesores, quienes, asegura, fueron una fuente constante de inspiración durante su formación.
¿Cómo fue tu camino profesional dentro del Diseño?
Estudié Diseño Gráfico en la Universidad Andrés Bello, campus Casona, ingresando en 2011 y titulándome en 2015. Al año siguiente decidí emprender un nuevo rumbo y me mudé a Vancouver, Canadá, para continuar mis estudios en animación, específicamente en animación clásica, formalmente conocida como 2D Classical Animation. Fue un año intensivo de formación, del cual egresé con honores en 2017.
Actualmente, me desempeño como supervisora de composición en el software Harmony, con el título formal de 2D Harmony Compositor Supervisor.
¿En qué estás trabajando actualmente?
Hoy formo parte del equipo de Atomic Cartoons, en Vancouver, trabajando como compositora 2D en un proyecto original para Netflix, que está programado para estrenarse entre 2025 y 2026.
¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo?
Lo que más me motiva es trabajar junto a mi equipo enfrentando desafíos nuevos cada día. Cada escena representa una oportunidad de crear algo que no solo cumpla con las expectativas del cliente, sino que también emocione y conecte con los espectadores. Me encanta dar vida a los personajes y pensar que esas escenas serán vistas en diferentes partes del mundo, provocando alegría en quienes las vean.
¿Cómo sientes que tu trabajo aporta a la sociedad?
La animación tiene un impacto real en distintos públicos. He trabajado en series educativas destinadas al desarrollo cognitivo de niños, ayudando a transmitir mensajes valiosos y fomentando el aprendizaje de manera entretenida. Por otro lado, también he participado en proyectos más orientados al entretenimiento, que ofrecen momentos de desconexión a adultos tras una jornada laboral. Cada producción tiene un propósito y aporta desde distintos ángulos, siempre con un mensaje y un valor agregado.
¿Por qué elegiste estudiar en la UNAB?
Me atrajo principalmente la malla curricular. Al salir del colegio no tenía del todo claro qué área del diseño quería seguir, y la UNAB ofrecía la posibilidad de cursar un primer año común, para luego elegir entre Diseño Gráfico o Industrial. Esa estructura me permitió explorar diferentes técnicas y descubrir en qué me sentía más cómoda.
Además, tuve profesores que fueron una gran inspiración. Profesionales con experiencia, portafolios sólidos y un enfoque cercano que me marcó profundamente durante mi formación.
¿Cómo recuerdas tu paso por la universidad?
Fue una experiencia enriquecedora en todo sentido. Aprendí muchísimo, tanto en lo académico como en lo humano. Guardo recuerdos muy gratos del campus, que me encantaba recorrer entre clases, y de mis compañeros, con quienes aún mantengo contacto.
¿Cómo te proyectas a 5 o 10 años más?
Aunque me gusta vivir el presente, sin duda me encantaría seguir creciendo profesionalmente en la animación. También me atrae la idea de compartir lo que he aprendido: enseñar, formar nuevas generaciones y prepararlas para enfrentar los desafíos de la industria.
¿Cómo ha sido trabajar con grandes empresas como Netflix, Disney o Green Portal?
Cada empresa representa un desafío distinto. Generalmente, son amables y accesibles en el trato, pero también tienen altos estándares visuales y creativos. Por eso es clave mantener una comunicación constante, cumplir con pruebas técnicas y entender bien lo que buscan.
Trabajar con compañías tan reconocidas es un honor. Poder interactuar directamente con sus equipos y que conozcan tu trabajo es una experiencia muy valiosa.
¿Cómo surgieron esas oportunidades laborales?
Mi primer trabajo fue como artista compositora en Montreal, en 2018, para dos proyectos de Netflix. Fue ahí donde aprendí realmente lo que implica trabajar en la industria: equipos especializados, supervisores experimentados y todos los recursos necesarios para crear.
El proceso de selección fue el habitual: postulé a través de una web oficial, envié mi portafolio y recibí una prueba técnica con tiempo limitado. Tras enviarla, me confirmaron la selección unas semanas después.
¿Qué proyectos destacarías en tu carrera?
Hay varios que me llenan de orgullo. Uno de ellos fue F is for Family, mi primer trabajo para Netflix, dirigido a un público adulto. También Molly of Denali, mi primera serie en Vancouver, donde me dieron la oportunidad de supervisar por primera vez.
Otro proyecto especial fue Goldie, que supervisé remotamente desde Canadá para un estudio en Irlanda. Y, por supuesto, Rick and Morty (temporada 5), un trabajo muy divertido y desafiante.
Trabajar con Disney fue otro hito, especialmente en Night at the Museum, donde lideré a un equipo de 30 artistas, el más grande que he tenido a cargo.
Uno de los proyectos más recientes que disfruté mucho fue Angry Birds: Mystery Island, una experiencia enriquecedora en todos los sentidos.